En silencio. Pequeñica como un pueblo. Colgada frente al mar. De calles laberínticas. Esculpida en la montaña. Bajo tierra. Llena de gente curiosa. Con olor a croissant. A rocío. A salitre. A vendaval. Con aire …. Ese aire cansino que cogen los cuatro vientos, antes de salir corriendo. Con mostradores llenos de sorpresas. Agradables. Por supuesto! Y escarates llenos de sonrisas. No de hienas se llena la llana en ura.

Y, sobretodo, que a cada esquina te encuentres mogollón de buenos días. En todos los idiomas que quieran. Y abrazotes. Y…
Llegan las lluvias, el viento, la tormenta de gruñido bruñido en graznido profundo, rotundo. Malencarado y acarajotado. Con olor a champiñón, seta, boleto y trufa. Y las calabazas que llegan en honor a la ratatouille de otoño. Jo. Que largo se me está haciendo este verano.
Feliz día y abrazote.