Njour. Egun on.
Anoche, en pleno amanecer despistado, antes de que los ojos se acostumbren a las variantes de la luz, me quedé mirando un rondo, de 5 perros oliendo el trasero del que va delante, al ritmo de una dulzaina y un tamboril. La dulzaina, ácida y de mal humor, marcaba los pasitos a pasitos, volcando la tinta de la noche, en pequeñas gotitas que recorren el circuito de una hoja múltiple. El tamboril, por su parte, sin ser primera parte, enviaba su mensaje en morse.
Cuidado…
Me quedé mirando, en la cúpula, el trasiego de la caravana. Parecía huir de la playa a la montaña, en los vericuetos y regueros de recuerdos que van a parar a la nada. Mientras las olas, buscan nuevas islas donde vararse.
Las urracas, hasta ahora atareadas en un mus insultante, empezaron a estirar las alas. Último vuelo hacia un infinito circular.
Los pasos caracolean las piedras, camino de un secreto…
Feliz día y abrazote.