¿Qué significa ser un niño de espíritu?

Hay veces que intento responder a ciertas preguntas que te hacen por WordPress. Las más de las veces me dejan siderado. Escachado en la ventana del universo, como una mosca en el parabrisas de un coche. O peor. Cuando te has tragado una abeja mientras bajabas la cuesta en bicicleta, a toda pastilla. Que desastre.
No sé quién hace esas preguntas. Pero siempre se sabe que respuesta necesita. Como si quisieran entrenar un programa, para que llegue a la misma conclusión que el amo. Si, de esos que llaman IA. No es un grito arrancado lanzándose a galope tendido contra Cúster. Sólo un acrónimo mentiroso. Ni es inteligente, ni interesante, ni intelectualmente necesario. Una forma de volver a adocenarnos. Como los coches, el mismo, igual en 7 marcas. Y una sola matriz. Matrix. Pero eso es liberticidio. Artificial como los fuegos de artificio. Pensamiento único. Y machista. El niño. Le falta dar color de pelo, de ojos, de piel, peso ideal…
Preguntas a las que te gustaría responder si fueses una persona de edad invisible o incierta.
Cuando te recuestas en la pradera de las vacas paracaidistas, tras subir con la bici, y ves el mar de nubes bajo tus pies:
A/ Te acuerdas de que dejaste el velero bergantín, amarrado en otra montaña?
B/ Te pones alas de bimotor para ir a charlar con las grullas, que bajan al Norte de charlatanería?
C/ Si frunces mucho y muy fuerte los párpados , dejando sólo un bosque de pestañas, cuál es la música que escuchas, y silbas?
D/ Al subir has estado respirando nubes.
Que sabor tenían?
Estornudaste?
Abriste y cerraste los párpados muchas veces, para limpiar la vista?
E/ Escuchaste alguna vez el ladrido de un corzo?
F/ Todo esto, y mucho más, lo haces justo en los 5 últimos minutos de sueño, medio recogido bajo la sábana?
Y así hasta… Sabías cuántas palabras diferentes tienen los inuits para hablar de la nieve?


Ongi Etorri