Que pensez-vous du concept de vivre une très longue vie ?

La rebelión del tiempo.

Érase una vez que se era, una cabeza borradora con artritis en ambas manos. Un profundo cráter, desmigándose entre el tedio de un mundo acartonado y sintético. Unas cabezas gigantes de ruiseñores, bramando un canto reiterativo en constante paso atrás…

Acabo de despertar. El Jaun del plenilunio está desperezando en su cama de escamas y de sueños sureños, dejando oír el traqueteo de su acicalamiento. Todavía no me he atrevido a abrir los ojos. Me mantengo anclado en la obscuridad, observando la linea del entrenamiento entretenido de atrevimiento que circula por el éter eternamente.

Otro juego de palabras más, y mi impaciencia va a perder un nuevo punto de inflexión dónde amarrar la seguridad de la nada.

Un traqueteo me lanza a la realidad. El correr de las ruedas de hierro por los raíles me acuna. Es el canto astral de mil candados cerrados cada día. Siento que me estoy ahogando. Y respiro..

-A saber en qué pesadilla te estarás retozando…- Su voz no sabe susurrar. Ni su cerebro enviar señales de humo. Pero su mano me da un certero zasca en el cogote. – Abre los ojos. Estamos a medio parsec de llegar.

Refunfuñando, cierro con más fuerza las pestañas, como si fueran una cortina de hierro que fuese a ahorrarme alguna amargura.

Me olvidé taparme los oídos. El aire se acaba de llenar de voces, carraspeos, caras largas y algún comentario. Pero sobretodo de insultos, amenazas, escupitajos y cables ardiendo.

-Vaya mierda. – Se me escapó el murmullo entre los dedos que tapaban mi boca.

Entreabrí los párpados, en la mínima expresión, en una linea milimétrica que permita que la penumbra siente sus posaderas en mi cabeza. Y antes que nada, me pinté una enorme sonrisa, cínica, cargada de palabras aceradas, puntiagudas y recién afiladas. Dispuestas a ser sanguinarias, imaginarias… Tal vez rememorando mi desmemoria.

-Pero quién fue el gil… que me metió en esta p… eternidad reiterativa.- Lo grité lo más calladamente posible.

-Otra vez de mala leche? Llevas siglos desparramado…- Habló el zasca.

Me negué a escuchar otro atardecer ardiendo. No respondí. Me puse a pensar en ti. Hace cuanto que el tiempo no tiene a bien cruzar el puente de las palabras? Cuando el darnos un respiro de torrentes acicalando el entrecruzar ríos de historias que se hilvanan solas entre las lenguas?

Poder decir otra vez:

-Hola, soy yo otra vez.


Commentaires

Ongi Etorri

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *