Quelles compétences ou leçons avez-vous acquises récemment ?

Cuando sales a pasear, sin problemas, ni botas de montaña ni chubasquero, un suéter como mucho, admirando esas nubes que han decidido parecerse a un campo de patatas de secano, de esos del sur de Castilla.
Cuando el Seigneur Gomi, Jaun de todos los Pirineos (los ha meado, u orinado, todos; así que le pertenecen (si alguien lo quiere discutir, por estulticia, nos vemos en el campo del Honor con sendas cucharas, no cucarachas)), Campeón de Campeones en perder el Grial, subjetivador dormilón del Big Bang precedente, el actual no le interesa para nada, por su vulgaridad y no vulvaridad, mira hacia el horizonte , olfateando una matizada cortina de grises, con los humos altos pero sin humor, qué ya huele (o güele ) a ese petricor fresco, dulce y delicado, que sueltan las plantas al inicio de la lluvia.
Dos kilómetros y medio para volver a casa andando.
En ese momento, reconozco verme olfateando como perdiguero; deleitándome de esa fragancia embriagadora, que los de secano añoramos ya desde el nacer.
Mi cerebro, mientras tanto, reacciona a dos kilómetros del cortinón, gritando en silencio, algo que ya rebota en mi caja craneal, tal vez demasiado vacía:
-Puto cojo cretino, empieza a correr, que vas a terminar empapado.
Lo cual es ilógico. Es cierto que ando recuperando una rodilla rota, que no Rita; y lo de correr, a ver cuándo empiezo a subir y bajar Pirineo, sin troquelar con el bastón los senderos.
El Seigneur Gomi, y yo mismo, entrecruzamos las diferentes miradas, y ambos tomamos una estulta decisión, que se demostró sabía, pero sin savia. Comenzamos a respirar tranquilamente, y en vez de voltear el camino, para volver a casa, nos dirigimos a pasicos lentos, en una parsimoniosa samba cojita, tarareando al señor Santana, y susurrando después el «o qué cosa mais linda, llena de gracia…», mirando de frente, y no détente, el txirimiri…
Y así llenamos de tranquilidad elegante, boba, yoga y zen, lo que por fin entendí. La Tranquilidad.


Ongi Etorri