Avez-vous déjà enfreint la loi involontairement ?

Recuerdo estar paseando con el Seigneur Gomi, una noche de hace unos cuantos meses. Una de esas noches que los pulmones te duelen de tanto aire. Que se ve mejor que con un visor nocturno. Normal. Ni nubes, y la luna rolando a media vela hacia el oeste.

Veo luces.

Una noche que los huesos te están matando.  Que toses a desgana.Que cierras cada dos por tres los ojos, como si tuvieras fiebre

El Seigneur Gomi ajustó las posaderas en las herbáceas del Parking. Y un enorme bostezo de aburrimiento se desplegó por la pradera.

Y mi respuesta fue un sólo aullido saliéndome de las tripas. Las ovejas de la zona parecían bailar un madrigal, o los carnavales del Pirineo, porque los cencerros surgieron; primero en glorioso caos, y luego acompasado .

Conté hasta treinta respuestas en la zona.

El Seigneur Gomi, se levantó dando por terminado el paseo. Y mirándome con una regañina entre los dientes. Y un flojo hipido.

Días después, el Alcalde del pueblo, tuvo a bien darse un garbeo por el zulo.

-Que tal? Nos acomodamos a la tranquilidad?

Sonrisa de par en par. Se le veían un par de empastes.

-Claro. Esto es genial. Sólo le falta la nieve y las montañas… O el Océano.- Respondí con una mirada sesgada, mientras cortaba a destajo unas jugosas y deliciosas gallinas de la zona.

Fue la entrada para preguntar si sabía algo de unos  aullidos a la media noche del sábado anterior. Puffffff.

-El Seigneur Gomi, y yo mismo,  andábamos cazando sueños.

Y me explicó que aquí, en estos pueblos de la Baja Navarra están terminantemente prohibidos los aullidos y los hombres lobo.

– Y eso???? – Dije yo con cara de cachondeo.

– Cosas de nuestra historia…

Este próximo 24, veremos si está vez superamos el millar. Puede ser glorioso.


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Ongi Etorri

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