Cuenta alguna anécdota del viaje más lejano que hayas hecho.

Siempre se empeñó en tener la razón. Que Gil…

Njour. Egun on.
Se empeñan en doblar y redoblar, desde el monte cercano, campanas que nos tienen que recordar… Lo he olvidado. Suenan por sonar. Hace tantos días que dejaron de tener sentido.
Me he levantado lo más lentamente posible. Intentaré ser elegante. De siesta desvencijada. Cansina mirada. Y con ese aire de estupidez reencontrada que puede llegar a tener un turista.
No fue en esta desvencijada ciudad donde ocurrió. Aquí la vista y la vida se entretienen en respirar como un pez dando sus últimas bocanadas.
El viaje duró lo suficiente como para estar dormido, sin rasurar. Fue como ir y volver al límite de la Vía Láctea. Con el cerebro en stand-by. En modo letargo. Un runrún gris recorriendo la caja craneal. Bits chocando en la tempe. La cabina oliendo a gente. El respaldo enseguida enseñó quien mandaba. Y la columna haciéndose el recorrido de la serpiente… La anaconda no. Jo. Lo tengo en la punta de  la lengua. De la… Era un ocelote sin elote, ni de élite, enroscado a la contra. Dejaremos la serpiente para otra metáfora. Otro día. En otro momento. Vale. Nunca.
Pues ya no te lo digo. Pfff


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Ongi Etorri

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